Esas afirmaciones tan rotundas que hacemos acerca de los demás, de nosotros mismos, ¿son ciertas o son creencias? ¿Qué evidencias tenemos de que esas creencias son verdad? A menudo están basadas en suposiciones. No cuestionar nuestras creencias, no “desconfiar” de nuestras emociones, nos produce un sufrimiento estéril.